sábado, 5 de abril de 2014

El Mito De La Eterna Vocación: El Maestro Sísifo Y Su Piedra Rodante


El mito de la eterna vocación:
El maestro Sísifo y su piedra rodante
Eduardo Mercado Cruz
El oficio de ser maestro: Relatos y reflexiones breves


 Cuenta la leyenda, que Sísifo desafió a los dioses, se burló de ellos, regresó de la muerte y se negó a volver. Los dioses condenaron a Sísifo a rodar una roca a la cima de una montaña desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso; se pensaba, que no habría un castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza (Camus, 2000).
 
La sentencia estaba dictada, tocaba a Sísifo emprender el viaje cuesta arriba, cada vez que la piedra llegara a la montaña ésta caería siempre para repetir por toda la eternidad su condena. ¿Pero qué podría hacer Sísifo sin una “pizca” de vocación? Disponerse a rodar la piedra requiere de un halo de cierta abnegación, de sentirse llamado a cumplir con una tarea que es asignada, no por convicción, no por deseo, sino por obligación; pero en cierto sentido, se trata de una tarea que redime, que enaltece, que está marcada por el sufrimiento y la entrega sin esperar recompensa, se trata de una misión que sin vocación, perdería su sentido. Y ahí está el maestro Sísifo, empujando una piedra y cargando sobre su espalda todas las miserias de la humanidad. Quien ha de gozar de la vida, tendrá que dejar su cuota de sufrimiento en ella.

Vemos caminar al maestro Sísifo por una vereda que ha labrado con el paso de los años, haciendo camino, forjando conciencias, haciendo escuela, predicando la palabra de la razón. La piedra no resulta tan grande cuando se la mira como una misión, cuando se la ve como una noble tarea; se trata de predicar la verdad, de ayudar a conformar la nación, de dar sin esperar gratificación alguna.


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